Año nuevo, pero las mismas costumbres en el Spotify Camp Nou: marear la perdiz económica hasta el último minuto y rezar porque algún deus ex machina financiero venga al rescate. Esta vez, los protagonistas son Dani Olmo y Pau Víctor, dos delanteros que, al parecer, tienen un billete de ida y vuelta al limbo administrativo.
Según fuentes oficiales (y un toque de creatividad culé), el Barça ha solicitado a la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) una nueva licencia para inscribir a estos jugadores bajo el siempre ambiguo concepto de «fuerza mayor». Porque, claro, ¿quién no considera un poco de fuerza mayor eso de no cuadrar las cuentas justo antes de fin de año?
El truco de los 100 millones: ¿Futbolistas VIP?
El quid de la cuestión está en los 100 millones de euros que el Barça asegura tener comprometidos por la cesión de parte de los palcos VIP del Spotify Camp Nou. Eso sí, el dinero aún está en el aire, flotando entre Oriente Medio y las oficinas culés. ¡Detalles menores!
Por lo visto, los dos inversores de Oriente Medio implicados en la operación no son especialmente fans del cronómetro de LaLiga, que exigía que la documentación estuviera lista antes del 1 de enero. Pero no te preocupes, Barça, que dicen que los cheques llegan siempre en «aproximadamente 48 horas». Un plazo tan elástico como las promesas electorales.
LaLiga pone el cronómetro y el Barça pone la excusa
En su comunicado, LaLiga dejó claro que no había recibido ni rastro de alternativas viables para inscribir a ningún jugador después del 2 de enero. Y como aquí las normas son igual para todos (¿o no?), Dani Olmo y Pau Víctor han pasado oficialmente a la lista de «pendientes por fuerza mayor».
Eso sí, Andreas Christensen, que estaba fuera de combate por lesión, vuelve a la plantilla azulgrana. Porque si algo sabe hacer el Barça, es jugar al Tetris con su plantilla… aunque el tablero sea la normativa de control financiero.
Confianza ciega: “Esto lo arreglamos con buena fe”
Mientras tanto, el club confía en que, una vez el dinero esté en sus arcas (suponiendo que Oriente Medio no tome otra “aproximadamente 48 horas”), podrán inscribir a los jugadores fuera de plazo. Eso sí, necesitarán la aprobación de la RFEF y LaLiga.
¿El Barça confiado? ¡Por supuesto! Después de todo, siempre pueden apelar a la buena voluntad de sus amigos en las altas esferas. Porque, como todos sabemos, LaLiga y el Barça tienen una relación tan fluida como la de un atasco en la hora punta.
Conclusión: el arte de improvisar
Si algo queda claro, es que el Barça ha convertido la improvisación en un estilo de vida. La pregunta no es si lograrán inscribir a Olmo y Víctor; es cuánto tardará este episodio en convertirse en el próximo documental de Netflix: «El Fair Play y otras ficciones culés».
Mientras tanto, los aficionados esperan, los palcos VIP se negocian, y el Barça sigue demostrando que, cuando se trata de tensar la cuerda, tienen un máster en equilibrio financiero. Porque, ¿qué sería de un mercado de fichajes sin el drama culé como aperitivo?
¡Feliz año nuevo, culés! Que el próximo depósito llegue puntual… por una vez.

Esto es una prueba.
Comentario aleatorio:
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